Historia del español. Tema completo.
Historia del español, Glosario de términos.
Preámbulo
Glosario
Lenguas de sustrato.- Son las lenguas preexistentes un territorio cualquiera. Son las hablas nativas, pero no necesariamente primeras (casi podríamos decir que casi nunca las primeras), porque, a su vez, las lenguas de sustrato pueden haber sido anteriormente objeto de mezcla entre sustratos y superestratos, puesto que hablamos de sucesos dinámicos.
Lenguas de superestrato.- Son las lenguas que se superponen a las de sustrato por invasión ya sea bélica (como en el caso del Imperio Romano), pacífica, como en el caso de las oleadas migratorias masivas (caso de los hispanohablantes en USA), o cultural como en el caso del inglés a través de la invasión de términos (lenguaje de Internet, lenguaje publicitario, invasión comercial de cadenas de empresas que imponen un cierto modo de vida, como el Mc Donald’s, modificando hábitos de vida y lenguaje, etc.
También las lenguas de superestrato, como las de sustrato, pueden estar compuestas por diferentes dialectos o variantes orales/escritas (como en las invasiones del Imperio Romano, cuyo ejército estaba compuesto por individuos de distinta extracción social, con diferentes hablas, que hablaban también distintos dialectos pues procedían del vasto imperio que abarcaba amplias zonas de lo que hoy es Europa ( extendiéndose hasta lo que hoy es Inglaterra e Irlanda), Norte de África, Oriente Medio, Grecia y hasta el sur de lo que hoy sería Rusia.
Lengua Koiné.- Se toma este término para hablar de una lengua que es de uso mún en un territorio multilingüe. Los orígenes del término son los siguientes: la koiné es un dialecto. La época de oro de la koiné, o griego común, se extendió desde alrededor del año 300 A.C. hasta aproximadamente 500 D.C. Se trataba de una mezcla de diferentes dialectos griegos, entre los que predominaba el ático. Con el tiempo se convirtió en lengua internacional, con una importancia que no tenían otras lenguas de la época. Koiné significa "[lengua] común" o "[dialecto] común a todos". Tal era su extensión, que tanto los decretos de los gobernadores imperiales como los del senado romano se traducían a la koiné para distribuirse por todo el Imperio romano. Por ello, la acusación que se fijó en el madero sobre la cabeza de Jesucristo no solo estaba escrita en latín, la lengua oficial, y en hebreo, sino también en griego (koiné). (Mt 27:37; Jn 19:19, 20.).
Por analogía, el término lengua koiné se utiliza para designar aquella lengua común entre distintos grupos lingüísticos que se comunican a través de ella, como es el caso del español (o castellano) en España, que sirve de lengua común o Koiné a catalanes, gallegos o euskaldunes para comunicarse entre sí.
Lenguas en contacto.- El término se usa para designar aquellas lenguas que coxisten, ya sea oficial o extraoficialmente en un territorio dado. Por ejemplo, El catalán y el castellano o español son lenguas en contacto, lo que propicia errores en los hablantes de Cataluña en ambos sentidos: los catalana-parlantes introducen españolismos en su habla y escritura y los hispanohablantes introducen catalanismos en las suyas. En Estados Unidos, como os dije, están en contacto la lengua española de 35 a 40 millones de hablantes con el inglés. De ahí surge lo que algunos llaman dialecto chicano o Spanglish, que según algunas hipótesis plausibles será después una nueva lengua, que hoy está en formación. Hay polémica sobre ello actualmente, porque es un proceso que está sucediendo ante nuestros propios ojos. Ningún país de la tierra es monolingüe.
El Indoeuropeo
La lengua más importante de superestrato en España es el latín, es a su vez dialecto de la rama itálica del Indoeuropeo, idioma "ideal", anterior al invento de la escritura, al que se supone idioma madre y padre de varios cientos de lenguas esparcidas por todo el mundo. Dos siglos de investigaciones lingüísticas han rastreado sus orígenes hasta llegar a él. En su lento avance, se mezcló con las lenguas de sustrato propias de los lugares por donde se expandió, dando lugar a un sinfín de lenguas nuevas con dialectos que a su vez se convirtieron en lenguas, y se subdividieron en dialectos, y así, sucesivamente.
Los indoeuropeístas alemanes creían que había surgido en la zona germánica comprendida entre el Mar del Norte, el Mar Báltico y los Alpes. De esa idea (que hoy sabemos es errónea) surgió el mito de la superioridad de la raza "Aria" y la adopción de la súastica por el nazismo. Como os dije en la clase, esto no significa, de ninguna manera, que los indoeuropeístas europeos hayan prefigurado esa ideología. Sólo cometieron un error de localización.
Una segunda teoría situaba el nacimiento del Indoeuropeo en el Mar Nagro, el río Volga y el Ural.
La tercera, y más probable, es que naciera en Anatolia o Asia Menor, y que de ahí se expandiera por el mundo hacia los cuatro puntos cardinales.
Hoy en día se identifica la lengua de Anatolia con el indoeuropeo. De ahí surgieron cuatro ramas ( o más, según las versiones, según las teorías, no olvidemos que esto son hipótesis). El latín desciende la rama Itálica, como dialecto, primero, después como lengua madre de las lenguas romances (el español, el portugués, el francés, el provenzal, el catalán, el gallego, el italiano, el romaní)
Aquí podéis consutar una explicación sencilla y clara.
Consultad el enlace para ver el Power Point de Indoeuropeo,
Las lenguas prerromanas
El español que hoy hablamos deriva directamente del latín a través de un largo proceso de transformaciones. Incluso podemos decir con todo rigor que nuestro español actual es el latín hablado en el siglo XX en el dilatado mundo hispanohablante. La lengua de Roma se extendió por la península ibérica a partir del año 218 A. C., y poco a poco fue ocupando casi todo nuestro territorio mezclándose paulatinamente con la cultura y la lengua de los pueblos que aquí habitaban antes de su llegada.
Por la región levantina, en el territorio comprendido entre los ríos Segura y Ródano, y alcanzando probablemente hasta la Cordillera Ibérica, se extendían los iberos, poseedores de una cultura muy desarrollada. Estos habitantes procedían del norte de África, y a ellos se debe el nombre de Iberia. En Sant Cugat, camino de Collserola, tenemos un horno ibérico.
Por la baja Andalucía y sur de Portugal se extendían los tartesos o turdetanos. Y los fenicios fundaron en el 1100 AC. Gádir, que significa "recinto amurallado", para controlar la zona del estrecho y la costa africana atlántica y proseguir su comercio del cobre y del estaño, así como de salazón de pescado. Cuando Tiro perdió su hegemonía, las colonias fenicias pasaron a depender de Cartago, intensificando ésta su influencia por el Mediterráneo, donde fundó diversas colonias, como Cartagena, Mahón, etcétera.
Desde época muy remota, los griegos fueron los rivales de los fenicios en el comercio del Mediterráneo. En la Península fundaron varias colonias. A partir del 535 a. J. C., una serie de catástrofes debilitaron el poderío griego en nuestras costas hasta perder prácticamente todas sus colonias en el 237 a. J. C.
Hacia el 800 a. J. C. comenzaron a invadir el centro y noroeste peninsular los celtas. Su figura aparece mucho más desdibujada que la de los pobladores del litoral: no hay referencias escritas que aludan a ellos: sólo huellas toponímicas y arqueológicas.
Los celtas llegaron en sucesivas oleadas a la Península: unos se establecieron en gran parte de Cataluña y Aragón a caballo sobre la Cordillera Ibérica, constituyendo lo que se llamó la Celtiberia, cuyo máximo desarrollo cultural se centra en las ruinas de Numancia (Soria). Otros se establecieron en la meseta (provincias de Palencia, Valladolid, Zamora, Salamanca, Ávila, Burgos y parte de Soria; una de sus manifestaciones son los famosos toros de Guisando), llegando hasta Sierra Morena, y algunos incluso más al sur. Un tercer núcleo se estableció en Galicia y norte de Portugal.
Los testimonios que han llegado hasta nosotros de lo que fue la lengua de los iberos se hallan en diversos alfabetos encontrados en el este y sur de la Península. Estos monumentos gráficos se han conservado en monedas, plomos, bronces, inscripciones lapidarias e inscripciones basculares.
Entre los eruditos vascos dominaba desde el siglo XVI la idea de que su lengua, el vascuence o euskera, era, ni más ni menos, que la descendiente de la ibérica. Y la teoría vasco-iberista de Humboldt, elaborada por Hübner y por Schuchardt, fue la que predominó en los medios lingüísticos durante muchos años. Basándose en que hay líneas que unen el vasco con el N. de África y con el Cáucaso, se desarrollaron dos hipótesis sobre su origen: a) para unos, el vasco es de procedencia africana, por las similitudes que presenta con las lenguas camíticas; b) para otros, es de origen caucásico, apoyándose, sobre todo, en semejanzas de estructura gramatical.
Las investigaciones más recientes de A. Tovar y de J. Hubschmidt, han puesto de relieve que el vasco y el ibero son dos lenguas distintas, aunque entre ambas se produzcan muchos rasgos comunes.
La aportación de J. Hubschmidt se resume con sus propias palabras del siguiente modo: "El vasco es un último resto de, por lo menos, dos grandes familias lingüísticas preindoeuropeas, que se han superpuesto en Europa occidental, el euroafricano y el hispano-caucásico". "Aunque, desde el punto de vista lingüístico, no pueda demostrarse, no hay que excluir la tesis, generalmente aceptada hoy en día, según la cual el ibérico habría tenido una influencia de superestrato sobre el léxico protovasco; con ello podría hablarse de un sustrato hispánico preibérico, últimamente relacionado con el vascuence.
Antonio Tovar, después de reunir casi un millar de palabras en su vocabulario ibérico, en las que las coincidencias con el vasco son muy limitadas, opina también que el vasco y el ibero son lenguas distintas.
Romanización de la Península
Año 218 A.C. Comienzo de la invasión de Roma en la península ibérica (en persecución de los cartagineses).
La penetración del latín se consolida hacia el año 19 A.C ( es decir, dos siglos después), durante el imperio de Augusto, después de que por fin se pueden vencer las resistencias de los cántabros, de los ástures y de los habitantes de lo que hoy es Galicia..
La profundización de este proceso fue distinta en las diversas zonas geográficas peninsulares, dependiendo del tiempo que los romanos tardaron en llegar, en asentarse y en aportar su cultura y su administración.
Por ello es necesario tomar en cuenta:
a) Las variables de época (los siglos) en que se llevaron a cabo la invasión, la consolidación y la colonización de las distintas zonas hispánicas..
b) La duración de la colonización en cada zona.
c) Las variantes sucesivas del propio latín durante los siglos de su asentamiento.
d) Las diversas variantes dialectales de los conquistadores, sobre todo tomando en cuenta que el Imperio Romano abarcaba prácticamente todo el mundo conocido, y que las variantes dialectales tanto de la soldadesca como de los comerciantes y administradores eran notables.
Las zonas y los tiempos: (no pude subir el mapa, pinchad aquí para ver la imagen)
Bética: La romanización fue intensa, temprana y profunda. Es la que recibe el latín más puro. De ahí parte la romanización (muy lenta y trabajosa) de la zona galaico-portuguesa. La Bética es una zona conservadora lingüísticamente hablando. Más apegada a un latín normativo o culto.
Tarraconensis: menor grado de romanización. Zona de avance de latín vulgar, también expuesta a otras influencias, por ser zona abierta al comercio y al tráfico marítimo. Mayor comunicación con el exterior quiere decir mayor “contaminación” de otras lenguas, también más capacidad de innovación del lenguaje.
Ambas zonas, Bética y Tarraconensis confluyen en la zona de la Meseta Central de Hispania que mantiene los rasgos (mezclados) de ambas.
Cantabria y algún territorio vecino fueron romanizados leve y tardíamente (por las dificultades del avance de la conquista, colonización y asentamiento que se iban produciendo al paso de los ejércitos de soldados y de administradores del Imperio) al avanzar sobre el centro de la península hacia el norte.
Esto explica que la zona Vasca se haya mantenido al margen de la Romanización, aislada lingüística, geográfica y políticamente del resto.
La Caída del Imperio Romano (410 D.C.) no marca una diferencia exagerada respecto al fenómeno lingüístico de la romanización que ya se había producido, pues sus sustitutos, los visigodos, ya habían sido previamente romanizados y cristianizados
por Roma.
Latín Vulgar y Latín Clásico
Había dos variantes de Latín muy distintas entre sí: el Latín hablado era completamente dinámico, era una lengua viva, en constante evolución, como lo es el español hablado ahora, mientras que el latín Clásico había sido fijado y regularizado y tenía normas muy estrictas que impedían su evolución natural. Se trataba de un divorcio entre la lengua hablada y la escrita. El latín clásico no cambió apenas al paso de los siglos. Fue (y es) una lengua fijada en la que tampoco se reflejan las variantes geográficas de los escritores, su lugar de nacimiento, su educación, recibida en muy distintos lugares del Imperio.
El latín vulgar, en cambio, lengua hablada por los soldados, por los comerciantes, por los administradores del Imperio, estaba en constante cambio, como cualquier lengua viva.
En Hispania entra el latín vulgar, que irá evolucionando y diversificándose al contacto con las lenguas de sustrato que iba encontrando a su paso. Las lenguas de sustrato y el latín vulgar dieron como resultado las lenguas romances, que aún tardaron muchos siglos en aparecer (como vemos en las Glosas Emilianenses, siglo X). Igual que pasa hoy con el Spanglish, estas lenguas se consideraban latín mal hablado o mal escrito y no se las reconocía, al principio, como nuevas lenguas en proceso de nacimiento.
En época más tardía, surgen, también como hijas de la mezcla del Latín y los sustratos propios, las otras dos lenguas romances de España.
Características del Latín Hispánico:
- Se reducen a 7 las 10 vocales del Latín clásico, desaparece la distinción entre largas y cortas. En Castellano, esta reducción será definitivamente de 5 vocales.
- Se tiende a convertir en y en
- Se pierde la vocal final (morte>mort), pero luego se recupera (>muerte)
- Se sonorizan p/t/k para convertirse en b/d/g
- Desaparece la distinción entre v/b
- El sistema de casos (ablativo, genitivo, etc.) del Latín, se convierte en un sistema preposicional.
Podéis ampliar: pinchad aquí:
Sobre el gallego y el latín:
Sobre los orígenes de la lengua catalana:
Superestrato visigótico o germánico
En el siglo V (D.C.), pueblos bárbaros (bárbaros quiere decir en latín pueblos extranjeros), en realidad pueblos godos, llegaron en oleadas sucesivas a suelo de Hispania. Suevos, alanos, vándalos y visigodos, que ya habían sido previamente romanizados y que traían ya una lengua mestiza (sustratos diversos + superestrato latino) y la religión cristiana. Por todo ello, la influencia propiamente germánica es muy escasa en la Península.
En la Europa romanizada, el latín vulgar recibe los préstamos, primero, como consecuencia del contacto bélico y pacífico de las tribus germánicas en Galia y Germania, y luego, a partir del gótico, cuando en el s. III los visigodos se establecen en Dacia, siendo este contacto el origen de numerosos grupos extendidos por todo el territorio de la Romania. También fueron los visigodos quienes a finales del s. iv ocuparon el sur de la Galia y fundaron el reino de Tolosa que, durante el s. V, se convirtió en foco de irradiación de g., algunos de los cuales se introdujeron en la península Ibérica.
El papel que los godos de Toledo (s. VI-VIII) desempeñaron en la evolución del hispanismo no está en consonancia con su repercusión en el plano del vocabulario. Sólo las palabras góticas adoptadas por la población románica en los s. VI y VII hacen entrever la significación alcanzada por el reino visigodo de Toledo. Es importante su aportación a la antroponimia, y así parece fuera de toda duda que la mayoría de los antropónimos usados hasta los s. X y XI en el área del reino astur-leonés y de la Marca Hispánica presentan un carácter homogéneamente godo; son nombres como Álvaro, Alfonso, Bermudo, Elvira, Fernando, Gonzalo (Gonzalvo), Ramón (a través del catalán), Ramiro, Recaredo, Rodrigo, Teodomiro, Guillermo, Rodrigo, Jorge, Georgina, Teresa, Ricardo, Fernando, etc.
En la morfología, sólo quedó el sufijo “ing” >engo (realengo, abolengo).
En el léxico, palabras de origen bélico como la propia palabra guerra, además de guerrero, buque, compañía, espuela, albergue, pero también palabras como sala, adrede, bosque, buscar, banco, agasajo, brote, brotar, falda, convenio, alto (de detenerse)…
Topónimos como Burgos y sus derivados, Villatoro, Allariz, Castromil, Revillagodos, Revillagigedo, etc.
En esta época, el latín vulgar de la Península va evolucionando hacia lo que sería la lengua romance (el castellano) entre los siglos V y IX.
Los rasgos lingüísticos de esta lengua en formación serían:
- Una tendencia creciente a perder las vocales finales latinas. Tendencias que serán también muy fuertes en Cataluña, en que se pierden dos vocales finales. Castilla recuperará esa vocal final hacia el siglo XII.
- Se conservan los diptongos latinos vulgares ai y au excepto en Aragón y Cataluña.
- Palatalización de pl-cl y fl iniciales: Planctum >llanto ; clamare >llamar o Flama> llama.
Superestrato árabe
Los pueblos árabes que invadieron la península a partir del 711 D.C. También eran diversos y también su lengua evolucionó a través de los casi ocho siglos que permanecieron en la Península.
Esta lengua (o mejor dicho, las variantes que de ella se asentaron en la Península), provocaron que las lenguas de la antigua Hispania se separasen más de las demás lenguas románicas que no fueron sometidas a esta influencia.
Lo curioso es que fonéticamente, el árabe no deja rastro.
En morfología, únicamente queda un sufijo: la vocal tónica en posición final de baladí o alhelí.
En cambio, hay una enorme aportación al léxico a partir del mozárabe (la lengua de los árabes españoles, que se adapta a la fonética románica:
Palabras bélicas: atalaya, adalid, centinela.
Palabras referidas a la agricultura y a la hidrología: alberca, agricultura, acequia, noria, alcachofa, zanahoria,.
Palabras de oficios e industrias: Tarea, taza, azufre, albañil, mahón, alféizar, celosía.
Del comercio: Arancel, tarifa, aduana.
De la vivienda: vivienda, arrabal, alcoba.
Del vestido: albornoz.
Institucional y administrativo: alcalde, albacea.
Topónimos: Alcalá, Guadalajara, Guadalquivir, Alpujarras, Guadalupe, Medina, Medinaceli, Trafalgar, etc.
Onomástica: Zaida, Zoraida, Yaritza, Almudena, etc.
Sobre todo, es importante tener en cuenta la importancia radical de la cultura árabe por lo que se refiere a la introducción de la alta cultura filosófica, médica, científica y literaria clásica (especielmente griega y árabe), que vehiculó la civilización musulmana en la Península ( y a través de ella, al resto de Europa), durante los largos siglos de su asentamiento en la Península. Asimismo, los usos y costumbres de la sociedad reflejaron, hasta muy entrado el siglo XX, el legado árabe-musulmán.
Aunque sin llegar a considerarse de superestrato, otras lenguas han contribuido a conformar la historia del español actual. De ahí que podamos hablar de:
1) Galicismos.
Se presentan de manera masiva en el español en dos etapas: la primera en la Edad Media, a través del Camino de Santiago; la segunda en el siglo XVIII, siglo de las Luces, siglo francés por excelencia, siglo en el que Francia se convierte en la nación más importante de Europa y comienza a exportar su famosa “grandeza” por muy diferentes vías.
a) Como dice Antonio Alatorre en su libro Los 1001 años de la lengua española, España, a causa de la invasión musulmana, se había alejado de Europa, se había aislado de ella. El Camino de Santiago es la única vía de conexión con el continente al que está ligada naturalmente. En la Edad Media, y a través del Camino de Santiago, se incorporaron muchos galicismos: alemán, batalla, barón (como título de nobleza), adobo, afán, Alemania, bastón, batalla, ciprés, coraje, cobarde, percha, doncel, hereje, tacha, pincel, escote, estaca, galope, jamón, salvaje, joya, ligero, manjar, mantel, jamás…
Se asentaron en suelo español los monjes de los monasterios de Cluny, aparecieron los juglares franceses en el Camino de Santiago, los peregrinos que partían de Francia (si vais a París podréis ver una de las paradas obligadas del Camino francés a Santiago en Saint Jacques, muy cerca del Louvre).
En los siglos siguientes entraron al español palabras como flecha, emplear, desmayar, ligero, jardín, gala, chimenea, maleta, bachiller, duque, asamblea, barricada, moda, parque, fresa, crema, placa, servilleta, paquete, carpeta, conserje, entre muchas otras; durante los tres últimos siglos se han tomado palabras como pantalón, chaqueta, blusa, pana, franela, edredón, bucle, marrón, flan, galleta, croqueta, bisturí, esternón, ducha, cupón, ficha, etiqueta, botella, vitrina, etc.
b) En el siglo XVIII, aparte del léxico filosófico importado de la Enciclopedia, de Rousseau, o de otros autores y aparte de la influencia de la retórica francesa a través de Bossuet, (sin olvidar que el cambio de dinastía en España trajo como casa reinante la de los Borbones franceses), podemos mencionar los siguientes: bayoneta, báscula, brillar, bufanda, brigada, chocar, gabinete, espectro, catastro, cadete, metralla, lingote, fantasear, funcionario, detalle, espectador, plegarse a las circunstancias, poner en ridículo. Y también palabras tomadas del francés referentes sobre todo a la moda, la cocina y la burocracia: puré, tisú, menú, peluquín, maniquí, restorán, buró, carné.
Algunas palabras francesas que se han tomado recientemente conservan su grafía y a veces hasta su pronunciación, ejemplo: boíte, foie-gras, bouquet, gourmet, chalet, affaire, maillot, élite, chic, boutique, También hay casos en que las palabras francesas se han adaptado completamente como chófer o chofer, garaje, chantaje, tricotar, masacre, contestatario.
2) Americanismos.
Hasta la conquista de América, nadie fumaba el tabaco, los cigarros, ni se podían comer patatas, tomates, maíz, cacao, cacahuates (en España adaptado como cacahuetes), aguacates, guacamole, mole, ni tampoco se podía tomar café, ni chocolate. Colón descubrió un Nuevo Mundo, al que se superpuso el español como lengua de superestrato. A cambio, América aportó muchos nombres de plantas y frutos desconocidos por los europeos. Las lenguas y pueblos eran numerosos: centenares. Desde México hasta la Patagonia vivían aztecas, mayas, aimaras, araucanos, incas, quechuas, etc.
Desde 1492, con el descubrimiento de América, hubo un intenso intercambio cultural en el cual las lenguas indígenas se enriquecieron con vocablos castellanos, al mismo tiempo que el castellano incorporaba cierto número de nuevos vocablos de las lenguas indígenas sin correspondencia en el Viejo Mundo, ya que designaban realidades (huracán), animales (jaguar, cocuyo, colibrí, tiburón), vegetales (ceiba, batata, tabaco, caoba), objetos (hamaca, canoa), costumbres (barbacoa) e instituciones (cacique) propios de aquellas tierras recién descubiertas. Muchos de esos vocablos pasaron a su vez desde el castellano al resto de las lenguas europeas.
Más ejemplos:
La mayor parte de los americanismos fue tomada de lenguas autóctonas de Cuba y Santo Domingo, ya que fueron las primeras tierras colonizadas, en especial del taíno, lengua amerindia perteneciente al tronco araucano, de la que provienen:
Del taíno provienen: aji, barbacoa, batata, bejuco, boniato, cacique, canoa, carey, caimán, caoba, ceiba, cuba, curazao, caribe, habano, cocuyo, colibrí, daiquiri, hamaca, huracán, henequén, iguana, jején, jíbaro, macana, macuto, manatí, maraca, nasa, piragua, sabana, tiburón, tonina, mandioca, maní,(e)nagua.
Del náhuatl, lengua de los aztecas, provienen: aguacate, zoquete, petaca, malacate, petate, chocolate, cacao, tomate, coyote, jaguar, ananá, hule, tiza, chicle, cacahuate, chile, cuate, guacamole, jícara, mezcal, milpa, mole, nopal, ocelote, peyote, pulque.
Del quechua provienen: cancha, carpa, choclo, curaca, guacho, huayco, pampa, puna, quena, yuyo.
3) Italianismos.
La entrada de italianismos se centra en dos épocas, la del Renacimiento y la del siglo XIX (época en que entraron muchos italianismos de la ópera como la propia palabra ópera, soprano, tenor, aria, etc.)
Garcilaso de la Vega, Fernández de Oviedo, Francisco de Aldana o Cervantes introdujeron con éxito muchos italianismos. Los tres primeros pasaron casi toda su vida en Italia. El mundo renacentista europeo procede todo él de Italia, la cuna del Humanismo y del Renacimiento. La corona española estaba muy presente en Italia, donde tenía múltiples posesiones como el reino de Nápoles, que incluía Cerdeña, y poco después se hizo también con el ducado de Milán, que perdió a mediados del siglo XVII. También estuvo presente en los Países Bajos, pero paradójicamente, de ahí penetraron poquísimas palabras. Hubo italianismos que no se abrieron camino en el español, como estrada (por camino). Pero en el ámbito literario entraron para quedarse: soneto, lira, silva, novela, soneto, cuarteto, terceto, madrigal, esdrújulo, gesto (por cara), y en otros temas se impusieron: emboscada, designio, marchar, banca (los banqueros de los reyes Felipe II y Felipe III ya no eran alemanes (como en la época de Carlos V), sino que eran venecianos y genoveses). Millón también es un italianismo, como lo fueron: capricho, bagatela, balcón, cortejar, festejar. Estropear, atacar. Pedante, fragata, piloto, escuadrón, soldado, coronel, capitán, alerta, escopeta, parapeto…
4) Anglicismos.
Casi toda la fuerza difusora que tuvo el francés hasta el siglo XIX, la tiene hoy el inglés, y esto es así porque la balanza político-imperialista en el mundo no cabe duda que ahora es anglosajona. Este colonialismo cultural intrusivo se extiende al mundo de la música: jazz, swing, blues, rock’nr oll, rap, hip-hop, así como el mundo de los deportes (football, beisball, tennis, son palabras que se han adaptado ortográficamente al español, pero hockey, jockey, home run, manager, coach, pitcher, catcher, set, match, off-side, penalti, mister…También el inglés ejerce su influencia en el mundo de las comunicaciones: cine, radio, televisión, comunicación por ordenador (flashback, cast, casting, walkie-talkie, móvil, hi-fi, video, CD, wifi, chat, e-mail, blog, link, etc.). Vivienda, técnicas productivas y de administración, economía, aviación, restauración (catering, hot-dog, malteada, hamburguesa), en la s ciencias (big-bang, quasar, pulsar, agujeros negros…) Muchos científicos escriben ya en inglés, porque las publicaciones en inglés son leídas en todo el mundo como nueva lengua Koiné. (Antes lo había sido, en este nivel, el francés).
Como ya os he dicho en clase, el estado de cualquier lengua es siempre el del cambio. Algunos anglicismos quedarán tal cual, otros, se adaptarán, otros serán desterrados con palabras españolas (pero españolas fruto de otras fusiones, como vínculo-link).
No hay que ponerse nervioso. El estado natural de toda lengua es el cambio constante: ésta es su esencia.
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