Post- Romanticismo: Rosalía de Castro ( 2 )
Vida
Fue bautizada con los nombres de María Rosalía Rita. Hija de madre soltera (María Teresa de la Cruz de Castro), perteneciente a la baja nobleza gallega, y padre en principio desconocido (su padre era el seminarista y luego capellán, Jose Martínez Viojo). Se crió con la familia del padre, pasando a vivir con su madre a los 10 años. Poco se sabe de su educación, aunque mostró talento de versificadora desde niña. Si sus primeros versos los hacía a la edad de 12 años, a los 17 ya era conocida en el "Liceo de San Agustín". También le gustaba el dibujo, la música y la declamación y, de hecho, participó como actriz en representaciones no profesionales.
El hecho de ser hija de un cura y nacida fuera del matrimonio, la ilegitimidada, marcó su infancia con un velo de tristeza que no la abandonó.
Contrae matrimonio con Manuel Murguía, erudito cronista de Galicia, al que conoció en Madrid. Al año siguiente da a luz a su primera hija, Alejandra, a la que han de seguir seis hijos más. A todos los ve morir, como era frecuente en la época, pero no es menos doloroso.
Vive dedicada a su hogar, a sus hijos y a su marido, pero, debido a los variados puestos de Murguía, el matrimonio vive largas temporadas separado. Esto no fue impedimento para que su marido fuese no solamente el que dio a la imprenta sus Cantares gallegos, sino un constante impulsor de la obra de Rosalía.
Cambió de domicilio varias veces, entre Madrid y Simancas, pero en ningún lugar se encontró mejor que en su Galicia natal de donde no salió a partir de 1868. Rosalía nunca disfrutó de una buena salud, estuvo luchando siempre con la enfermedad y a menudo con cierta penuria económica. Su figura es la antítesis de la de Doña Emilia Pardo Bazán.
En sus obras puede apreciarse su gran personalidad, su carácter recio y una profunda empatía con los desvalidos (en concreto, con la emigración de los campesinos gallegos). Su obra es testimonio de una creciente conciencia nacionalista gallega, paralela a la del nacmito del nacionalismo catalán.
Murió de cáncer a los cuarenta y ocho años en su casa de Padrón, que hoy es un museo. A pesar de que pidió que sus restos descansaran en su cantado cementerio de Adina, en Iria Flavia, en 1891 su cadáver fue exhumado y trasladado al Panteón de Galegos Ilustres en la iglesia de Santo Domingo de Bonaval (Santiago de Compostela), donde actualmente se encuentran.
Obra
La obra de Rosalía es importantísima para el renacimiento cultural de la escritura en gallego, a pesar de que ella compuso también obras fundamentales en castellano. Su primer libro fue La Flor (1857), publicado muy tempranamente y que ya le dio fama local.
Pero son los Cantares gallegos los que definitivamente la convierten en un referente para el renacimiento cultural decimonónico en Galicia. En esta obra se enfoca en la vida del pueblo gallego asumiendo un punto de vista relacionado con los gustos folklóricos del Romanticismo .
Follas novas ( Hojas nuevas, 1880) es el título de su última colección de poemas en gallego y contiene su modo de ver la vida, su esencia vital y su mensaje de denuncia social.
Su obra maestra en castellano, y la última obra que publicó en vida, es En las orillas del Sar (1884), que contiene versos de tono íntimo, de extraña penetración y de profunda resonancia humana. En castellano no ha vuelto a haber poesía tan doliente y tan sintéticamente expresada como la que compone este volumen. Merece ser considerada, al lado de Gustavo Adolfo Bécquer, como la precursora de la modernidad poética impulsada por la creencia en la pureza de formas e ideas, en la sinceridad, en el desnudamiento retórico y en la experimentación rítmica y métrica.
Obra
Cantares gallegos (1863)
Follas novas (1880)
En las orillas del Sar (1884)
Obra en prosa (hoy olvidada)
La hija del mar (1859)
Flavio (1861)
Ruinas (1866)
El caballero de las botas azules (1867)
El primer loco (1881)
Poemas:
ADIÓS, RÍOS; ADIÓS, FONTES;
powered by ODEO
(Cantares gallegos)
Adiós, ríos; adiós, fontes;
adiós, regatos pequeños;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cándo nos veremos.
Miña terra, miña terra,
terra donde meu criei,
hortiña que quero tanto,
figueiriñas que prantei.
Prados, ríos, arboredas,
pinares que move o vento,
paxariños piadores,
casiñas do meu contento.
Muiño dos castañares,
noites craras do luar,
campaniñas timbradoiras
da igrexiña do lugar.
Amoriñas das silveiras
que eu lle daba ô meu amor,
camiñiños antro millo,
¡adiós para sempradiós!
ADIÓS
(de Follas novas)
¡Adiós!, montes y prados, iglesias y campanas
¡Adiós!, Sar y Sarela, cubiertos de enramada
¡Adiós!, Vidán alegre, molinos y hondonadas
Conxo, el del claustro triste y las soledades plácidas
San Lorenzo, el escondido, cual un nido entre las ramas
Belvís, para mí siempre el de los profundos recuerdos
Santo Domingo, donde cuanto quise descansa
vidas de mi vida, pedazos de mis entrañas.
Y vosotras también, sombrías paredes solitarias
que me visteis llorar sola y desventurada.
¡Adiós!, sombras queridas; ¡Adiós!, sombras odiadas;
otra vez los vaivenes de la fortuna
para lejos me arrastran.
Cuando vuelva, si vuelvo, todo estará donde estaba;
los mismos montes negros y las mismas alboradas,
del Sar y del Sarela, mirándose en las aguas;
los mismos verdes campos, las mismas torres pardas
de la catedral severa, mirando las lontananzas;
pero los que ahora dejo, tal como la fuente mansa,
o en el verdor de la vida, sin tempestades ni lágrimas,
¡cuánto, cuando yo vuelva, víctimas de la mudanza,
habrá de prisa avanzado en la senda de la desgracia!
Y yo..., pero yo ¡nada temo en el mundo
que ya la muerte me tarda!
A las orillas del Sar (fragmento)
" En los ecos del órgano o en el rumor del viento,
en el fulgor de un astro o en la gota de lluvia,
te adivinaba en todo y en todo te buscaba,
sin encontrarte nunca.
Quizá después ha hallado, te ha hallado y te ha perdido
otra vez, de la vida en la batalla ruda,
ya que sigue buscándote y te adivina en todo,
sin encontrarte nunca.
Pero sabe que existes y no eres vano sueño,
hermosura sin nombre, pero perfecta y única;
por eso vive triste, porque te busca siempre
sin encontrarte nunca. "
En las orillas del Sar (fragmento)
¡Oh, tierra, antes y ahora, siempre fecunda y bella
viendo cuán triste brilla nuestra fatal estrella,
.............del Sar cabe la orilla,
al acabarme, siento la sed devoradora
y jamás apagada que ahoga el sentimiento,
y el hambre de justicia, que abate y anonada
cuando nuestros clamores los arrebata el viento
.............de tempestad airada.
Ya en vano el tibio rayo de la naciente aurora
.............tras del Miranda altivo,
valles y cumbres dora con su esplendor vivo;
en vano llega mayo de sol y aromas lleno,
con su frente de niño de rosas coronada,
.............y con su luz serena:
en mi pecho ve juntos el odio y el cariño,
.............mezcla de gloria y pena,
mi sien por la corona del mártir agobiada
y para siempre frío y agotado mi seno.
0 comentarios