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LeonardoCastellano

De Blas de Otero, 'Digo vivir' y 'El principio'

De Blas de Otero, 'Digo vivir' y 'El principio'
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.


(Redoble de conciencia, 1951)
(La ilustración: Fernando Botero, serie 'Abu Grahib')
                    
                  
                 

                              EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los ojos para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Comentario del poema ' El Principio' por Eduardo Pérez:

En el principio – Blas de Otero 

Figuras retóricas:

Este poema, como muchos otros de Blas de Otero, está repleto de figuras retóricas, cosa que ayuda sobremanera a situarse en él.

La primera figura retórica que podemos encontrar es una anáfora (“todo”) encabalgada que se repite en el primer verso de los dos primeros cuartetos. En el segundo verso hallamos una imagen poética, que viene seguida de otra imagen poética en el siguiente verso. En el cuarto verso hay una anáfora “me queda la palabra” que se repetirá en el último verso de los tres cuartetos.

En el verso número seis encontramos  una ligera antítesis “lo que era mío y resultó ser nada”, seguido de nuevo por otra imagen poética  en el siguiente verso “si he segado las sombras en silencio”. En el noveno verso hallamos un encabalgamiento “rostro || puro”, y por último, en el verso número once podemos encontrar una imagen poética. Estructura del poema:

El poema está compuesto por tres cuartetos de versos que oscilan del heptasílabo al alejandrino con una cierta regularidad. Su rima es completamente irregular, por lo que nos encontraríamos ante una composición poética de verso blanco.

El poema está dividido en tres partes: Introducción, desarrollo y desenlace.

La primera parte corresponde al primer cuarteto, en el que Otero nos introduce a lo que será el resto del poema, y en el que aparece por primera vez la repetición “me queda la palabra”.

El desarrollo está compuesto por el segundo cuarteto, y en él Otero nos transmite su sufrimiento, decepciones y todas las experiencias dolorosas. Finaliza otra vez con la mencionada anáfora.

Por último, el desenlace corresponde al tercer y último cuarteto. En él el autor relata como finalmente consigue ver, a costa de mucho sufrimiento, el verdadero rostro de su patria, que es una visión absolutamente desoladora.

 

 

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